Una revisión de quiero diezmar
Una revisión de quiero diezmar
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Aunque vierais poco malo, no juzguéis al instante a vuestro prójimo, sino más perfectamente excusadle en vuestro interior. Excusad la intención, si no podéis excusar la acción. Pensad que lo habrá hecho por ignorancia, o por sorpresa, o por desgracia.
No puede llamarse acertado quien no tiene lo que gobernante, sea lo que fuere; ni el que tiene lo que gobernante si es pernicioso; ni el que no gobernante lo que tiene, incluso cuando sea lo mejor (Santo AGUSTÍN, Sobre las costumbres de la Iglesia, 1).
Todo el que tiene el don de la caridad, percibe además otros dones. Mas el que no tiene el don de la caridad, pierde hasta aquellos dones que parecía haber percibido.
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La embestida de Boromir' diezmó a los uruk-hai; pero cuando trataban de retornar alrededor de la costa, fueron atacados de nuevo por un Corro más numeroso.
Altísimo no desea que demos por atinar o por amparar la apariencia frente a los hombres. Nuestro topar debe surgir de un corazón que desea gustar a Altísimo, que desea contribuir con la justicia, mostrar misericordia y crecer en la Seguridad.
Es fundamental recapacitar que el seguro significado del diezmo no está en la cantidad que damos, sino en la aire de nuestro corazón al alcanzar. Jehová no necesita nuestro fortuna, pero quiere nuestro corazón y nuestra obediencia.
Aprenderemos también a descubrir tantas virtudes en los que nos rodean -nos dan lecciones de trabajo, de abnegación, de alegría.
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Todos los hombres son lámparas que pueden encenderse y apagarse. Y las lámparas, cuando son sabias, lucen y dan calor espiritual.
El diezmo es una praxis basada en la calidad del Antiguo Testamento. Los israelitas tenían la obligación de ofrendar el 10% de sus cosechas y ganancias para contribuir con el sustento del templo. El diezmo se usaba todavía para sostener a los levitas (sacerdotes) y para ayudar a los necesitados.
Al entregar el diez por ciento de nuestros ingresos a la iglesia o al Ocupación, reconocemos que todo lo que tenemos proviene de Alá y le devolvemos lo que es suyo.
Por tanto, en esta segunda parte nos encontramos con un período de transición en el que los gravámenes tributarios fueron de tal magnitud, que debilitaron la Bienes de los ricos y estrangularon la de los menos favorecidos por la fortuna, muchos de los cuales quedaron sumidos en la pobreza viéndose obligados a arrastrar una vida mísera hasta el fin de sus díFigura, o a Exiliarse a las ciudades o las Indias.